SANNAR es ese templo en el que conocerte, en el que conocer y reconocer a tu cuerpo y a tu pensamiento, sin juicio. Únicamente descubrir cómo son, cómo funcionan, qué quieren y necesitan, cómo se comunican entre sí, qué te dicen… para en última instancia ser libre, no sentirte prisionero ni de tu cuerpo ni de tus pensamientos.

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Cuando verdaderamente te conoces, sabes quién eres y de qué eres capaz, aprendes tus limitaciones, tus miedos, tus mecanismos que te tienen atado e integras todo tu ser, adquieres la sabiduría necesaria para vivir plenamente libre y es entonces cuando la felicidad se convierte en tu elección.

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Unimos cuerpo y mente: cuando conseguimos que ambas partes se lleven bien -se den la mano- conseguimos el equilibrio (para Aristóteles la Felicidad), la armonía, vivimos en paz.

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Es entonces cuando nos abrimos a dar y a recibir, cuando comenzamos a disfrutar, cuando vivimos integrando lo que somos, en coherencia con nosotros mismos.​ Para ello es necesario conocer, tanto a nuestro cuerpo como a nuestra mente. El famoso aforismo griego que se encontraba inscrito a la entrada del Templo de Apolo en Delfos: "Conócete a ti mismo".